La contaminación del Atoyac ha alcanzado niveles críticos, una realidad que la comunidad académica, movimientos y activistas de la Cuenca del Alto Atoyac (CAA) han puesto en relieve ante las autoridades federales y estatales.Ante un saneamiento que parece simulación, expertos, académicos, ambientalistas y organizaciones sociales de Puebla dieron a conocer un pronunciamiento en una rueda de prensa celebrada el pasado domingo 26 de octubre.
La misiva fue dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, al gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, y a la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros.

El gobernador de Puebla, la presidenta de México y la gobernadora de Tlaxcala, juntos en la inauguración de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Tlaxcala en San Hipólito Chimalpa en marzo del 2025 / Imagen: cortesía del Gobienro de México
Los firmantes reconocen las iniciativas recientes de saneamiento de los ríos Zahuapan, Atoyac, Alseseca y la presa de Valsequillo. No obstante, advierten que las acciones realizadas hasta el momento no han logrado mitigar el deterioro ambiental ni aliviar los graves problemas de salud de las comunidades afectadas.
El problema es tan grave que la Cuenca del Alto Atoyac es reconocida oficialmente como una de las tres más contaminadas del país. Esta región perpetúa su condición como una de las principales Regiones de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESA), también definida como Infierno Ambiental. Esta clasificación se debe a que en el territorio convergen la contaminación crónica, la vulnerabilidad social y la falta de acciones gubernamentales efectivas, produciendo afecciones severas a la salud humana, los ecosistemas y el tejido comunitario.
Los expertos señalan que las acciones aisladas, simbólicas o cosméticas, como las jornadas de limpieza y las plantas de tratamiento dispersas, no han logrado revertir la contaminación, la cual se ha incrementado más del 60 por ciento en las últimas dos décadas. El camino de construir “pequeñas plantitas en la parte de arriba” ya se recorrió y ha fracasado, como lo demuestran las “plantitas que están abandonadas”.
Los diagnósticos e investigaciones universitarias indican que la mayor concentración de contaminantes, los generadores de las sustancias tóxicas y los coliformes fecales se encuentran en la ciudad de Puebla, incluyendo el río Alseseca y la laguna de Valsequillo. Por ello, lo lógico es empezar a frenar este problema donde se está provocando la contaminación y donde se está muriendo la gente.
Contra las fórmulas agotadas, cumplimiento contractual
Durante la rueda de prensa para la presentación del pronunciamiento, Francisco Castillo Montemayor, experto y expreso político, aseveró que las autoridades deben reflexionar sobre el problema. Indicó que el camino de construir pequeñas plantas en la parte alta de la cuenca ha fracasado y estas se encuentran abandonadas, lo cual se debe a que no tienen capacidad suficiente y están siendo construidas donde no está el problema. Los investigadores tienen identificado perfectamente cuáles son las empresas y los municipios generadores de la contaminación.
Castillo Montemayor enfatizó que es crucial presionar a Concesiones Integrales “Agua de Puebla”, ya que la compañía tiene cuatro plantas sin terminar a pesar de que se le entregó la concesión hace más de diez años. La empresa debe construir la segunda y tercera etapa del tratamiento de aguas residuales.
Si “Aguas de Puebla” cumpliera con su título de concesión, se lograría limpiar cerca del 80 por ciento de las aguas residuales que descargan los 22 municipios que concentran sus efluentes en la capital, incluyendo San Pedro, San Andrés, Cuautlancingo, Coronango, Amozoc y las juntas auxiliares de la ciudad de Puebla. La Federación y el Ejecutivo estatal deben presionar a esta compañía para que cumpla con el contrato.
Por su parte, María Eugenia Ochoa destacó la necesidad de que la ciudadanía, especialmente en Puebla, se entere de la situación de la contaminación del Atoyac. Mencionó que hay una mayor concientización en Tlaxcala, entre la población que vive cerca del Zahuapan.
En Puebla, la contaminación está ligada a una alta incidencia de enfermedades catastróficas, como leucemia, cánceres, enfermedades renales, malformaciones congénitas y afectaciones dermatológicas. Investigaciones como las de Gabriela Pérez Castresana han demostrado la relación profunda entre estas enfermedades y la contaminación.
Ochoa García alertó que la contaminación es gravísima, pues mucha de la producción agrícola se riega con agua contaminada. Además, la fauna acuática, como las truchas y otros tipos de peces que se consumen, viven en este espacio contaminado con metales pesados y otras sustancias. En consecuencia, el nacimiento con malformaciones congénitas es también “terrible”.
La atención a la Cuenca del Alto Atoyac requiere soluciones profundas y sostenidas en forma transexenal y con acciones interinstitucionales. Debido a la urgencia y la gravedad de la situación, los expertos hicieron un llamado a priorizar las causas reales de la contaminación y presentaron el pronunciamiento completo que se transcribe a continuación:
ATENDER LAS CAUSAS DE LA CONTAMINACION DEL ATOYAC, ANTES QUE SUS EFECTOS
Claudia Sheinbaum Pardo Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos
Lorena Cuellar Cisneros Gobernadora del Estado de Tlaxcala
Alejandro Armenta Mier Gobernador del Estado de Puebla
PRONUNCIAMIENTO DEL ATOYAC
Las y los abajo firmantes, integrantes de la comunidad académica y ciudadanía actuante que buscan el mejoramiento social y natural de la región, que hemos dedicado años de estudio, docencia y trabajo de campo en la Cuenca del Alto Atoyac (CAA), reconocemos las iniciativas recientes de sus administraciones para efectuar acciones de saneamiento de los ríos Zahuapan, Atoyac, Alseseca, la presa de Valsequillo y otros afluentes derivados, acciones que en un primer momento pretenden dar atención a la compleja problemática y a las severas consecuencias que la contaminación y devastación ambiental han ocasionado a la salud de los habitantes y el medio ambiente. Sin embargo, debido a la gravedad del problema que ha sido plenamente demostrada con diversos estudios, hay temas urgentes de salud asociados a la exposición a tóxicos, los cuales no han encontrado alivio con las acciones de saneamiento hasta el momento efectuadas, que lejos de mitigar el deterioro perpetúan su condición como una de las principales Regiones de Emergencia Sanitaria y Ambiental del país, o también definida como Infierno Ambiental, dado que en este territorio convergen la contaminación crónica, la vulnerabilidad social y la falta de acciones gubernamentales efectivas, produciendo afectaciones severas a la salud humana, a los ecosistemas y al tejido comunitario.
La atención a la Cuenca del Alto Atoyac requiere soluciones profundas y sostenidas en forma transexenal y con acciones interinstitucionales donde converjan los sectores de Salud, Ambiente y Economía, entre otras, así como la comunidad científica y las organizaciones sociales de base comunitaria para lograr dar atención integral a las causas reales del deterioro socio-ambiental y de la contaminación que afecta por igual el aire, el agua, el suelo e incluso los alimentos y que tiene serias afectaciones a la salud tanto de niños, como de jóvenes y adultos, quienes padecen enfermedades definidas como catastróficas: daño renal, leucemia y diversos tipos de cáncer, malformaciones congénitas y afectaciones dermatológicas, entre otras, con una incidencia por arriba de la media.
La presidenta Sheinbaum y su gobierno han identificado esta cuenca como una de las tres más contaminadas del país. Es preciso reconocer la iniciativa para enfrentar el problema. Hay ya diversas iniciativas de acción y diálogo con sectores actuantes en la cuenca, que resultan esperanzadoras. Nosotros estamos dispuestos a contribuir para la construcción de un plan estratégico, adecuado, oportuno y factible, que permita atender de forma efectiva los problemas urgentes, así como aquellos de más largo plazo para revertir progresivamente el deterioro ambiental y la problemática sanitaria de esta región.

Alegoría del desastre: la brutal contaminación del Alto Atoyac
Compartimos la idea de que la construcción de un proyecto integral de acción de largo plazo debe expresarse como un Plan de Justicia Socio-Ambiental para la Cuenca Alta del Atoyac, y que requiere de un periodo importante de tiempo para su creación. Sin embargo, es del dominio público que ya se han programado actividades para el año 2026 como parte de los programas gubernamentales. En este contexto y con ánimo de contribuir constructivamente a la mejor orientación a todas las acciones, presentamos a continuación una serie de propuestas:
I. Acciones Urgentes
1. Regularización inmediata, efectiva y permanente de las descargas industriales que arrojan la mayor carga tóxica a los afluentes y los suelos. Se trata de las empresas identificadas como las mayores emisoras de metales pesados, compuestos orgánicos e inorgánicos tóxicos hacia los ríos Zahuapan, Atoyac, Alseseca y sus afluentes. Ningún programa de saneamiento será efectivo si no se ataja el origen de la contaminación.
2. Cumplimiento cabal e inmediato del Título de Concesión a Concesiones Integrales “Agua de Puebla”. Resulta indispensable garantizar que la empresa cumpla las tres fases de tratamiento de aguas residuales comprometidas conforme a la normatividad vigente (NOM- 001-SEMARNAT-2021, así como la Declaratoria de Clasificación de los Ríos Atoyac y Xochiac o Hueyapan, y sus afluentes, del 2011). Esto aseguraría que al menos el 80 % del volumen vertido al río Atoyac llegara al cauce con una calidad aceptable de acuerdo con dicho control.
3. Atención médica adecuada, suficiente y sostenida, para la atención de enfermedades crónicas que padece la población de la región y otorgamiento de los tratamientos y medicamentos necesarios. Es urgente instrumentar un programa de capacitación para el personal médico de primer nivel y epidemiología para enfrentar de manera integral el problema. Es preciso corregir la normatividad vigente en materia de toxicidad y daños a la salud que ya se encuentra rebasada.
4. Creación de un mecanismo interinstitucional con participación social. Es necesario establecer un Organismo Operador de Cuenca de carácter federal, que coordine de manera efectiva las acciones de las distintas dependencias, evite la dispersión institucional, garantice la transparencia en el uso de recursos y así se asegure el avance adecuado de las acciones y la auténtica participación comunitaria, ciudadana y académica.
II. Acciones Estructurales, en el mediano plazo
6. Diseño de un Plan Integral de Cuenca que aborde los factores estructurales que han deteriorado la región: la industrialización acelerada y desregulada, la deforestación, la erosión de suelos y la contaminación del aire, las normatividades permisivas que excluyen contaminantes altamente peligrosos y los ineficientes sistemas de vigilancia y sanción. Este plan deberá articular políticas ambientales, sanitarias, urbanas, agrícolas e industriales dentro de un marco territorial coherente y sustentable, con una participación efectiva del gobierno, la academia y la ciudadanía.
7. Construcción e Instrumentación de un Plan de Justicia Socio-ambiental y Sanitario. Proponemos un programa que garantice los derechos de las comunidades afectadas, la reducción de la incidencia de enfermedades, la recuperación de ecosistemas; dar garantía del acceso a la información, reparación del daño, reconocimiento y fortalecimiento de capacidades locales y mecanismos de transparencia que restituyan la confianza ciudadana.
El saneamiento del Atoyac no puede seguir abordándose mediante acciones aisladas o de carácter simbólico o cosmético. La experiencia demuestra que las jornadas de limpieza, las acciones de corto alcance o las plantas de tratamiento dispersas no han logrado revertir la contaminación, que se ha incrementado más del 60 % en las últimas dos décadas.
Como académicos y ambientalistas, manifestamos nuestra vocación social y por ello ponemos a disposición de los gobiernos nuestro conocimiento científico, experiencia técnica y compromiso ético para contribuir a la transformación de un territorio que es una Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESA), para lo cual se requiere la aplicación de una adecuada estrategia de atención suficiente y adecuada.
Las y los habitantes de la Cuenca Alta del Atoyac merecemos un entorno sano, justo, digno.
Atentamente Por la comunidad académica y la ciudadanía comprometida con la Recuperación de la Cuenca del Alto Atoyac y con el logro de la Justicia Socio-ambiental:
Investigadoras e investigadores:
Gabriela Pérez Castresana / Andrés Barreda Marín / Aurelio Fernández Fuentes / Francisco Castillo Montemayor / Francisco Vélez Pliego / María Eugenia Ochoa García / Lisett Santa Cruz Ludwig / Yolanda Pica Granados / Rafael Rodriguez Moreno / Alejandra Meza Velarde / Víctor Hugo César Ramírez / Mariano Castellanos Arenas / Samuel Hernández Anzaldo / Lilia Varinia López Vargas / Argelia Arriaga García / Mónica Olvera Nava / Oriol Malló Vilaplana / Valentina Campos Cabral / Blanca Cordero Díaz / Rigoberto Sánchez Ramírez / Rosalía Castelán Vega / Virginia Cabrera Becerra / José Víctor R. Tamariz / Alejandra López García / Eduardo Torres Ramírez / Dolores Castañeda / Antonio Beatriz Espinosa / Aquino Efraín Rubio Rosas / Joaquín Alvarado Pulido / María del Pilar Martínez y Menchaca / Eloy Méndez Sainz / Antonio Carlos González Coronado.
Organizaciones ambientalistas:
Néstor López Espinoza / José Manuel Rosales Sandoval / Nélida Alicia Casas Reyes / Jose Luis García Cabello / Asamblea Social del Agua / Colectiva por el Bienestar Social / Puebla Consulta Ciudadana / Contraloría Autónoma del Agua Joel Arriaga.
